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Relato seleccionado del mes de diciembre 2006
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Título: La camiseta
Autor: Delia Aguiar Baixauli
Edad: 33 años
Ciudad: Madrid
Idioma: español
Seleccionado: Seleccionado del mes de diciembre - 2006
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Relato seleccionado del mes de diciembre 2006
    4 Pts : 1 Votos
Cada mes se escogen varios microrelatos que si bien no pueden optar al primer premio y al de finalista, si entran en la publicación que se editará en abril. Este es uno de ellos.
La camiseta
Ahora no estoy trabajando y tengo las mañanas libres. Las mañanas libres siempre se quieren aprovechar muy bien, no quieres que se te escape ni un minuto pero al pensar en eso, ya se te está escapando un minuto. Los minutos se escapan igual que una mano de la otra cuando aplaudimos, de una manera mecánica.
Me pongo a leer, me he propuesto leer pero la camiseta que él se olvidó en el baño este fin de semana, arrebujada sobre el radiador, me llama telepáticamente desde el interior del armario, y eso que la había metido allí para no distraerme. Cuando la encontré tenía tantos olores agradables que decidí no lavarla por el momento. Está claro que así es más fácil que me llegue su olor, pero yo sé muy bien que tengo prohibido abrir el armario.
La camiseta es blanca aunque yo la veo gris, como todo lo usado, como la ceniza. Puedo imaginar mi tesoro doblado al otro lado de la puerta de madera con las arrugas aún marcadas en las zonas donde se articula el cuerpo, arrugas hijas y arrugas madres, arrugas de los sobacos en los que yo me calenté las manos como el payaso de Böll, arrugas en la cintura donde él puso la suyas, sorprendido cuando las máquinas madrileñas de sacar tabaco se reían en su cara y le dejaban sin cigarrillos.
Ahora vuelvo a tener frío en las manos, el libro y mis manos se han congelado. Necesito una dosis de camiseta. Miro al armario y tengo una sensación extraña, tan cerrado lo veo como una gran máquina de tabaco que tiene algo mío, que se lo ha tragado. Dejo el libro y rebusco en el bolsillo hasta sacar una moneda. Me acerco al armario y echo la moneda por alguna ranura imaginaria que existe sólo por ser imaginaria, y por debajo me sale una caja de cigarrillos. Es la que él no consiguió sacar en un bar de la Gran Vía. Pero yo no la quiero, mi vicio es otro. Golpeo enfadada la puerta que me había prohibido abrir, y me caen de golpe las monedas que llevo echando toda una vida sin que me salga nada.
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Publicado: 04 Enero 2007 22:29
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